VPH: ¿Realmente nos cuidamos en las relaciones sexuales?
“Cada vez que escucho tus recuerdos, me siento fuerte; que viví ese pasado al máximo, sin dejar nada atrás”
Por: Argo
Escribo esto para concientizar de una realidad que ignoramos por nuestros prejuicios.
A la edad de 17-18 años decidí empezar mi vida sexual con mi novio de ese entonces, un hombre que tenía mucho miedo a la infidelidad y en el que yo confiaba plenamente, aunque dudara de ser la primera persona con la que yo había decidido tener intimidad sexual. Por azares del destino al año de ser novios recibí una llamada de una mujer confesando que este sujeto me había engañado con ella y habían mantenido sexo —naturalmente él lo negó, pero por obvias razones este tipo de situaciones no se olvidan.
Pasó el tiempo; él y yo, ya no éramos novios, pero él deseaba regresar conmigo, así que decidí afrontarlo de nuevo respecto al supuesto engaño hasta que llegó el momento donde aceptó que era cierto, sin embargo, nunca me dio detalles. Me gustaría volver a resaltar que es un individuo que teme mucho a la infidelidad y que dudaba constantemente de mi poca experiencia sexual.
A este punto de la historia, me parece bastante relevante decir esto: Nos cuidábamos con condón masculino. La precaución siempre fue respecto a no quedar embarazada, así que al inicio de los encuentros existían roces e intercambio de fluidos; yo nunca sospeché que mi primera pareja sexual me fuese a crear conflictos debido a una enfermedad de transmisión sexual y menos cuando era una pareja estable y monógama.
Un par de meses más tarde, me detectaron virus de papiloma humano (VPH); después de que por fin mi madre me acompañó al ginecólogo, pues tenía meses sin ver mi menstruación y constantemente tenía infecciones vaginales.
Mi ginecóloga se acercó y nos dijo que había detectado VPH y que para mi edad, se veía muy agresivo. Yo necesitaba un tratamiento de $7,000 MXN (aprox. $350 USD) para evitar que pudiera crecer y avanzar como un cáncer, así que decidió mandarme a realizar una biopsia de mi útero para confirmar sus sospechas y que éste no fuera cancerígeno. Gracias al estilo de vida que llevo (excepto por el consumo de alcohol y tabaco) me encontraba libre de que este fuera cáncer.
El VPH no se limita al área genital |
En ese momento yo no comprendí, creía que esto había sido causado por haber entrado a un baño público o en la universidad.
Mi ginecóloga insistió mucho que esto era muy personal y que era innecesario mencionarlo a mi pareja (la cual ya no lo era pues tomamos caminos separados) pues los hombres tienen poca probabilidad de que este virus sea amenazante para ellos pues sus genitales son exteriores, sin embargo, no deben despreocuparse, ya sea para protegerse a sí mismos de futuras complicaciones (verrugas genitales, infecciones perianales y bucofaríngeas), como a sus parejas afectivas/sexuales.
Mi madre me regañó por ser irresponsable y entonces comprendí dónde me había infectado. Ignoré por completo el mensaje de mi ginecóloga y me comuniqué con mi ex pareja, quien decidió hacerse una prueba y como bien lo había dicho mi doctora, salió negativa. Esto causó que él decidiera ofenderme y humillarme asegurando que yo me había metido con más personas.
El VPH también puede infectar a hombres; imagen obtenida de: “Porth: Fisiopatología, 10va ed |
Actualmente, la FDA no ha aprobado ninguna prueba del VPH para los hombres, tampoco existe una prueba aprobada por la FDA para detectar el virus en otras partes del cuerpo que no sea el cuello uterino; tampoco existe una prueba útil para saber la “condición de VPH” de una persona, ya que un resultado de una prueba de VPH puede cambiar en un periodo de meses o años a medida que el organismo combate el virus. (American Cancer Society, 2020)
Después de eso todo fue muy pesado: el estrés de tener la enfermedad, el juntar la cantidad para hacer el tratamiento, incluso lo traicionada que me sentía emocionalmente…
En mayo del año pasado por fin logré tratarme. El proceso fue muy traumático para mi, no doloroso físicamente, sino, porque realmente no comprendía cómo terminé sometida a esta situación y sobre todo cómo es que sucedió si literalmente estaba iniciando mi vida sexual y con aquella persona que amaba y confiaba plenamente.
Mi caso es el caso de muchísimas mujeres y yo fui una que corrió con suerte de tener acceso al tratamiento y el apoyo de mis padres para sobrepasar esta adversidad. Lo más triste es que esto se ve más reflejado en mujeres con parejas estables, pues muchas veces el otro sujeto se niega a ponerse un preservativo para no contraer enfermedades e infecciones.
Es muy fácil hablar de cuidarnos en la intimidad sexual pero el acceso a la información y la cultura mexicana no ha permitido ni siquiera que en los congresos se apruebe la educación sexual integral.
Además, a esto se agrega la violencia sistemática e institucional que viven las mujeres al experimentar su sexualidad sin libertad debido a los tabúes que permanecen en una sociedad patriarcal.
La vivencia de haber adquirido aquella enfermedad no sólo me dejó un daño físico, sino también moral y emocional; es por eso que hago un llamado a la responsabilidad con nuestras parejas sexuales, con vínculos afectivos y sin ellos y aun siendo la mujer más libertina y el hombre más promiscuo, merecemos un trato digno y respeto por parte de nuestros compañeros y compañeras sexuales.
Referencias
American Cancer Society. (2020, 30 julio). El VPH y las pruebas del VPH. Cancer.org. https://www.cancer.org/es/cancer/causas-del-cancer/agentes-infecciosos/vph/vph-y-pruebas-para-vph.html
Larry, J. (2019). Harrison: Principios de medicina interna. Vol. 1, 2 (20.a ed.). McGraw-Hill.
Agradecemos a “Argo” por narrar su experiencia y que esta puede ser útil para más personas. Atte: Equipo de SERENDIPIA MÉDICA
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